Discurso de César Rivera, experto del BID en Seguridad Ciudadana y Justicia, en el marco de la graduación de 922 nuevos elementos de la Policía Nacional en el Instituto Tecnológico Policial (ITP), celebrada el 9 de junio de 2016.
La historia de las sociedades y de las personas se escribe a partir de situaciones complejas y de la manera en cual se enfrenta a tales situaciones. El éxito o el fracaso están determinados a partir de las decisiones tomadas. Si revisan sus historias personales sabrán identificar aquellas decisiones que los hicieron crecer y los hicieron madurar. No en vano se dice que el “hombre no es más que la suma de sus decisiones personales”.
Esta mañana, si me permiten, quiero hablar de decisiones. Hace un par de años la institucionalidad policial tuvo frente a sí una de sus mayores crisis y solo tenía dos opciones: o hacer lo fácil y esto significaba mantener una línea de trabajo de seguir haciendo lo mismo; o hacer lo difícil y esto significaba romper con lo que se venía haciendo y asumir decisiones complejas, orientadas a reformar a profundidad su estructura, su modelo de trabajo, sus hábitos construidos, así como sus actores.
Les pido a todos que se pongan a pensar un poco.
¿Por qué la Policía hizo una transformación total del programa de estudios? ¿No era, acaso, más fácil, seguir como se venía haciendo? La Policía transformó el programa de estudios porque decidió hacer lo correcto.
¿Por qué la Policía modificó el programa de estudios y ahora se tiene un proceso de formación de once meses? ¿No era, acaso, más práctico, seguir con promociones de tres, cuatro o cinco meses? La Policía modificó el programa de estudios porque decidió hacer lo correcto.
¿Por qué la Policía elevó el requisito académico de ingreso al ITP de sexto grado a bachiller? ¿No era, acaso, más fácil, garantizar el número de policías teniendo un requisito académico de menor nivel? La Policía elevó el requisito de ingreso porque decidió hacer lo correcto.
¿Por qué la Policía varió el sistema de ingresos y ahora se realizan pruebas de poligrafía, toxicología, test psicológicos y estudios socioeconómicos? ¿No era, acaso, más práctico que el ingreso al ITP no tuviera tantas exigencias? La Policía varió el sistema de ingresos porque decidió hacer lo correcto.
¿Por qué la Policía está transformando las instalaciones del ITP a manera de convertirla en la mejor academia de Policía de Centroamérica? ¿No era, acaso, mejor invertir en tantas otras prioridades? La Policía está transformando el ITP porque decidió hacer lo correcto.
¿Por qué la Policía ha aumentado el salario básico de casi $300 a $500 en los últimos dos años? ¿No era, acaso, mejor orientar este aumento salarial para atender otras necesidades? La Policía aumentó el salario de los policías porque decidió hacer lo correcto.
Estas y otras decisiones que ha tomado la institucionalidad policial constituyen la sustancia, la esencia, la columna vertebral de un proceso de reforma profunda que se está llevando a cabo. Y, como es natural, este proceso, como cualquier proceso, no es lineal.
La ciudadanía está demandando una Policía sana y eficiente. Los ciudadanos hondureños y hondureñas, exigen una policía fuerte que se caracterice por un comportamiento ejemplar. La sociedad hondureña solicita una Policía honesta. El pueblo hondureño reclama una policía limpia y decente.
Graduados de la Policía de la promoción 85 y 86, ustedes son la respuesta a esta demanda. Ustedes son la respuesta a esa exigencia. Ustedes son la respuesta a esa solicitud. Ustedes son la respuesta a ese reclamo. Ustedes son, finalmente, la expresión concreta y real del proceso de reforma policial.
Cada vez tenemos una Policía más fuerte y consolidada. Más profesional. En ese sentido, quiero subrayar que de los ahora nuevos policías, el 62% de ellos son bachilleres en Ciencias y Letras y un porcentaje de ellos son técnicos en computación; 27.8% son peritos mercantiles; y el 9.5% son maestros. Además, ocho de ellos son profesionales universitarios.
Para aquellos que se dedican a analizar y teorizar sobre las reformas policiales y basan sus argumentos en la necesidad de la reforma integral del sistema educativo policial, ahora tienen en estos nuevos policías un ejemplo concreto, real, no ficticio de reforma policial.
Quiero recordarles que el pasado 14 de diciembre se graduaron 628 nuevos policías y ahora se gradúan otros 922. Lo anterior significa que, en los últimos seis meses, hemos graduado 1,150 policías, lo que corresponde al 11.4% de la actual fuerza policial.
Señor Presidente de la República, como Banco queremos reiterarle nuestra satisfacción por el proceso de reforma policial que usted está liderando y, a nombre de la Representante Residente del BID, le traslado nuestro compromiso de acompañarle en su esfuerzo.
Jóvenes policías, vale la pena. Tengan presente ahora más que nunca que en la vida de las personas y de las sociedades hay momentos claves y determinantes. Hay momentos que son irreversibles. Hay momentos que no se repiten y este es uno de ellos.
De igual forma, me atrevo a recordarles que el Estado Hondureño está pasando un momento crucial en su devenir histórico en el que solo tienen cabida los jóvenes valientes. Me permito señalarles que las actuales circunstancias de la sociedad hondureña reclaman el auxilio de los jóvenes más nobles. De igual forma, me honra reiterar que esta tierra que los vio nacer está llamando a gritos solo a los jóvenes más honrados. Cada uno de ustedes, al haberse hecho policías, han respondido al apelo de su pueblo porque son los jóvenes más valientes, los jóvenes más nobles y los jóvenes más honrados.
Quiero repetir, una vez más, lo que siempre decimos en las graduaciones: Ustedes, jóvenes policías, son la reserva moral de Honduras.
Guarden en su memoria este momento, porque no se repetirá. Guarden en su memoria el compromiso irrenunciable de honestidad que ahora hacen porque su trabajo se los va a demandar. Y guarden en su memoria el abrazo ilusionado de sus padres y madres, porque este logro también se lo deben a ellos.